Las dietas raw food, basadas fundamentalmente en la ingesta de alimentos crudos, están cada vez más de moda; pero moda y salud no van necesariamente unidas de la mano.
Tal y como explican en la wikipedia:
El crudismo, crudivorismo o alimentación crudista es la práctica de consumir alimentos sin cocinar y no procesados en un porcentaje bastante alto (60-100%) de la dieta.
Mientras que los crudívoros defienden este tipo de dietas porque son las más saludables al haber sido el organismo humano diseñado para ellas, la comunidad científica advierte de los riesgos sanitarios y de la deficiencia de nutrientes que supone el alimentarse exclusivamente de alimentos crudos.
Si bien la ingesta de algunos alimentos crudos como parte de una dieta completa puede considerarse un hábito saludable, no debemos olvidar que, tal y como nos recuerdan en MundoTraining:
El cocinado a través del calor, además de tener un efecto higienizante sobre el alimento (destruye los gérmenes patógenos que pudieran contener), puede potenciar su digestibilidad y asimilación (es el caso de las proteínas animales o las fibras vegetales), eliminar tóxicos y antinutrientes, y facilitar su consumo, así como desarrollar nuevos aromas y sabores.
Esta corriente raw food parece haberse extendido también por defecto a la alimentación de nuestras mascotas y ya hay partidarios de proporcionar a sus perros y gatos la carne sin cocinar, totalmente cruda.
La dieta BARF
De hecho, algunos propietarios de mascotas se han apuntado ya a la dieta BARF (bones and raw food diet) ya que la consideran la más natural para los animales. Compran huesos, carne y otros órganos congelados y una vez descongelados se los ofrecen a sus perros o gatos directamente sin cocinar.
Los riesgos son similares a los que se exponen los humanos crudívoros: infección por bacterias o parásitos peligrosos, una deficiencia de nutrientes…; pero también problemas intestinales o de crecimiento e incluso daños irreversibles en los dientes.
Lo ideal, como siempre, aplicar el sentido común y dejarse asesorar por nuestro veterinario, quien podrá indicarnos la mejor dieta para el perro o gato en función de su tamaño, su raza, su edad o sus características concretas.
Vía: Consumer, MundoTraining
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