‘No me mires así, que no te voy a dar mi comida’, ‘No puedo reñirle por haber roto el sofá, con esos ojitos que me pone’, ‘No me pongas esa cara de pena, que ya sabes que tengo que ir a trabajar’…Seguro que más de una vez te has visto en una de estas situaciones, en las que acabas cediendo con tan solo una mirada de tu perro. Bueno, pues no te sientas culpable, porque un estudio reciente ha concluido que los perros han modificado sus rasgos faciales para comunicarse mejor con nosotros y resultarnos más simpáticos, más atractivos; yo diría que, incluso, irresistibles.
El estudio, realizado por varios expertos en el Reino Unido y EE. UU., y cuyos resultados se han publicado hace unos días en la revista PNAS, determina que los perros han desarrollado un músculo alrededor de los ojos, que modifica su forma y su expresión, pareciendo así más grandes y más tristes.
Este músculo, llamado levator anguli oculi medialis o LAOM, ha evolucionado en los canes, pero no en los lobos, su pariente más próximo, lo que hace suponer que este cambio está motivado por la relación de los perros con los humanos, como una forma de mejorar la comunicación entre ambos.
Según explicó en una entrevista a CNN Juliane Kaminski, psicóloga comparativa de la Universidad de Portsmouth en el Reino Unido y la primera autora del estudio:
Los hallazgos sugieren que las cejas expresivas en los perros pueden ser el resultado de las preferencias inconscientes de los humanos que influyeron en la selección durante la domesticación. Cuando los perros hacen el movimiento, parece provocar un fuerte deseo en los humanos de cuidarlos.
De hecho, un estudio anterior demostró que los perros que adoptan una mirada triste tienen más probabilidades de ser adoptados que los que son menos expresivos; nos lo explican así en La Vanguardia:
El músculo, situado justo encima de los ojos, eleva la parte interior de las cejas y tiene dos efectos que las personas encuentran entrañables. Por un lado, aumenta el tamaño aparente de los ojos, lo que hace que las proporciones de la cara del perro se parezcan más a las de un niño pequeño y despierten un instinto de protección. Por otro, modifica la forma del ojo del perro, lo que le da una apariencia de mirada triste, con el mismo efecto.
Lo que no está tan claro es que el perro sea consciente de su poder y ‘ponga ojitos’ con la intención de manipular a su humano, aunque sí se ha demostrado que el movimiento que realiza al levantar las cejas es voluntario y facilita la interacción.
Los perros y las personas intercambian miradas frecuentemente y el contacto visual suele provocar un incremento de oxitocina en ambos, contribuyendo esto a reforzar el vínculo afectivo, tal y como explican en La Vanguardia.
En definitiva, los perros llevan más de 30.000 años evolucionando para mejorar su relación con los humanos, no solo reduciendo su agresividad, adaptándose a un entorno doméstico, sino también modificando su composición muscular y el movimiento de sus ojos en un intento por expresarse de forma más comprensible a los humanos y conectar mejor con nosotros.
Vía: La Vanguardia, CNN
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